Antipirético. Astringente, Antiedematoso.
El avellano (Corylus avellana) es un arbusto grande de hojas rugosas con forma ovalada. Sus ramas son de color obscuro y flexible que se desprenden en otoño y brotan de nuevo en primavera. Las flores que desprende son de color amarillento.
El avellano crece en climas templados y con humedad, y abarca un territorio que pasa por Rusia, Austria, Alemania, Francia, España e Italia. Incluso puede llegar a territorios más meridionales, como el norte de África o Armenia.
Su fruto es lo que más se aprecia del avellano. Existen registros que indican que en el siglo IV a. de C. ya se cultivaba esta planta. La planta florece a fines de invierno, antes de que comiencen a brotar las hojas. Su fruto interesa para diferentes recetas, pero para fines terapéuticos se aprecian también sus hojas y corteza secas.
Propiedades terapéuticas
El fruto del avellano se compone hasta un 65% de aceite, por lo que es una fuente nutritiva muy apreciada. Su corteza por otro lado tiene materias tánicas, aceites y alcoholes que por sus principios astringentes puede ser utilizada para detener hemorragias y diarreas.
Las hojas también tienen taninos, además de flavonoides que sirven para tratamiento de vasos sanguíneos, además de propiedades astringentes, venotónicas y antiedematosas. Es por ello que sirve para tratar casos de várices o hemorroides.
Modo de uso
- Infusión de polen. Para producir un efecto sudorífico se utiliza el polen del avellano. Se hierve polen en agua hervida y se toma en frío.
- Infusión de hojas. Por cada litro de agua se añaden 25 gramos de hojas. Se deja enfriar y se filtra. La infusión puede ser utilizada para desinfectar heridas.
- Cocimiento de corteza. Se añaden 35 gramos de corteza de avellano por cada litro de agua. Se hierve durante 20 minutos, se filtra y se endulza. Se utiliza como astringente.