Antipirético. Hipertensor. Sedante.
La betónica (Stachys officinalis) es una hierba que pertenece a la familia de las labiadas. Crece con un solo tallo erguido, y sus hojas son de forma ovalada y dentada. Llega a crecer de 30 a 60 centímetros de altura.
Se le puede encontrar en pastizales secos y praderas a lo largo de Europa, Asia Occidental y el Norte de África. Florea de julio a septiembre, y sus flores son de un color púrpura muy llamativo.
Para su recolección lo que interesa es la sumidades floridas y sus hojas, que se secan en espacios ventilados y al sol. Después de pasar por un proceso del secado, las sumidades desprenden una fragancia.
Propiedades terapéuticas
En la antigüedad se le atribuían a la betónica propiedades curativas para todo tipo de males del cuerpo, desde enfermedades de la piel hasta remedios para problemas del cerebro. A pesar de que tiene muchas propiedades medicinales, hoy en día se han descartado muchos de los remedios que antes se hacían a partir de la betónica.
La betónica puede ser utilizada como antipirético, además de tener propiedades sedantes. Es por ello que se utiliza contra el insomnio o problemas gastrointestinales. También se utiliza para controlar la fiebre. Además, se puede aplicar de manera externa para sanar heridas.
Pese a la diversidad de usos de la betónica, no se recomienda su consumo excesivo, pues puede producir vómitos.
Modo de uso
- Infusión. Se añaden 4 gramos de hojas secas por cada 250 mililitros de agua. Se hierve y se filtra. Se endulza con azúcar. Se pueden tomar de 2 a 3 tazas diarias.
- Polvo para estornudar. Se aspira polvo de hojas de betónica para provocar estornudos. Sirve para liberar a la cabeza de tensiones u otras molestias.
- Cataplasma. Se cuecen hojas frescas de betónica, se extienden en una gasa y se aplican sobre la herida.