Antiinflamatorio. Astringente. Cicatrizante
La búgula, Ajuga reptans, es una planta nativa de Europa la cual fue introducida a Norteramérica en donde es considerada una especie invasiva. Otros nombres con los que s ele conoce a la búgula incluyen hierba bugla, corocha o consuleda media.
Es una huerba perene por lo que la podemos encontrar a lo largo de todo el año. Su tallo es delgado y alcanza alturas de hasta 35 centímetros de altura. Su tallo posee un poco de vellosidad. Las hojas son escasas, carecen de vello, poseen una forma ovalada.
La búgula destaca por su flor de color azul púrpura. La flor crece en la parte alta del tallo en racimos densos los cuales contrastan bellamente respecto al resto de la planta. Existen variedades las cuales dan flores en tonalidades rosáceas.
La colecta de la flor se realiza hacia finales del verano, el resto de la planta se puede colectar y procesar a lo largo de la primavera.
Propiedades terapéuticas
La búgula como planta medicinal tiene una historia larga aunque no muy detallada. Se sabe que esta planta se empleaba en la medicina tradicional austriaca hacia el siglo XVII. Estudios recientes han probado que tiene efectos antiinflamatorios y astringentes.
Popularmente se usa para tratamiento de lesiones en la piel, en donde promueve la curación, reduce la inflamación y ayuda a una cicatrización correcta. También se preparan infusiones y té para tratar las anginas u otras inflamaciones, además de contrarrestar los dolores causados por reumas.
Modo de uso
- Infusión. Se emplean 5 gramos de búgula secos y son hervidos en 300 mL de agua. Una vez que ha hervido se deja reposar por 15 minutos y después se filtra. Se emplea para limpiar heridas y prevenir la infección.
- Decocción. Se emplean 30 gramos secos de la planta y se dejan hervir por un lapso de 10 minutos. Se aplica en compresas para tratar lesiones en la piel.
- Pomada. Se obtiene del extracto de la planta o en tiendas homeopáticas. Su uso es acorde a lo que señale el médico especialista.